lunes, 2 de febrero de 2009

El Encinar de Mambré



"EL ENCINAR DE MAMBRÉ
DIOS Y EL HOMBRE AL ENCUENTRO"
(Reflexiones al aire de mis recuerdos)

Roma, viernes, 19 de febrero de 1993
Guillermo Martín Rodríguez

III

Dijo Yahvéh: « Bien vista tengo la aflicción de mi pueblo en Egipto, y he escuchado su clamor en presencia de sus opresores; pues ya conozco sus sufrimientos. He bajado para librarle de la mano de los egipcios y para subirlo de esta tierra a una tierra buena y espaciosa; a una tierra que mana leche y miel, al país de los cananeos, de los hititas, de los amorreos, de los perizitas, de los jivitas y de los jebuseos. Así pues, el clamor de los israelitas ha llegado hasta mí y he visto además la opresión con que los egipcios los oprimen" (Ex 3:7-9).

Era el 2 de agosto de 1942. La Gestapo llamaba a la puerta del Carmelo de Echt, en Holanda. Buscaban a la Hermana Teresa Benedicta de la Cruz, Edith Stein, de origen judío, quien fue trasladada al campo de exterminio Auschwitz. Edith Stein, como tantos otros miles, millones de hebreos, terminaba sus días en una cámara de gas. Fue una víctima más del antisemitismo obsesivo de la crueldad nazi.

Ese mismo año el Carmelo teresiano celebraba el IVº Centenario del nacimiento de San Juan de la Cruz . Precisamente el año anterior, 1941, Sor Teresa Benedicta de la Cruz recibió el encargo de sus superiores, de elaborar un estudio que contribuyera dignamente a la celebración de esa efemérides. Edith Stein se puso inmediatamente manos a la obra. El trabajo, titulado "Scientia Crucis", La Ciencia de la Cruz, quedó incompleto a causa de la deportación y asesinato de la autora. La vida de un santo y de un teólogo comporta una reflexión sobre su vida y su obra. Edit Stein se dedicó con entusiasmo con la intención de captar el hilo conductor de su vida y de su obra, así como el sentido que informa su vida y domina su doctrina, que ella encuentra en la Cruz.

Esta hija de Israel, nacida el día de la expiación, estaba predestinada a ser ella misma expiación por su pueblo en los días de la ira, cuando nuevamente Yahvéh parece amenazar a su pueblo:

"Porque ha saltado fuego de mi ira, que quemará hasta las honduras del seol; devorará la tierra y sus productos, abrasará los cimientos de los montes. Acumularé desgracias sobre ellos, agotaré en ellos mis saetas. Andarán extenuados de hambre, consumidos de fiebre y mala peste. Dientes de fieras mandaré contra ellos, veneno de reptiles. Por fuera la espada sembrará orfandad, y dentro reinará el espanto. Caerán a la vez joven y doncella, niño de pecho y viejo encanecido" (Dt 32:22﷓25).

La hebrea Edit Stein recorrió un largo camino, desde el día en que, sentada en las rodillas de su madre, aprendió a amar y a temer a Yahvéh, el Padre de Israel, hasta que ofreció su vida consumándola con la más cruel de las muertes por la inserción del Pueblo elegido en la Iglesia de Cristo. La conversión de Edith al catolicismo fue, al mismo tiempo, una conversión al judaísmo. El descubrimiento de Cristo llevó consigo el redescubrimiento del hebraísmo. Un redescubrimiento que se desarrollará hasta asumir una enorme profundidad mística, bajo el impulso de la persecución externa.

"Dejarás tu infortunio en el olvido,
como agua pasada lo recordarás.
Y más radiante que el mediodía surgirá tu existencia,
como la mañana será la oscuridad.
Vivirás seguro porque habrá esperanza,
aun después de confundido te acostarás tranquilo.
Cuando descanses, nadie te turbará,
y adularán muchos tu rostro.
Mas los ojos de los malvados languidecen,
todo refugio les fracasa;
su esperanza es el último suspiro" (Jb 11:16﷓20).

EL ENCINAR DE MAMBRÉ




"EL ENCINAR DE MAMBRÉ
DIOS Y EL HOMBRE AL ENCUENTRO"
(Reflexiones al aire de mis recuerdos)

Roma Viernes, 27 de noviembre de 1992
Guillermo Martín Rodríguez

II

"Fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: « Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: « No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin» (Lc 1:26﷓33).

Don Manuel García Morente hizo Ejercicios Espirituales del 24 de septiembre al 1 de octubre de 1940. Los dio Don José María de Lahiguera. Don Manuel llevó un diario de los mismos en el que, a propósito de la meditación de la Encarnación decía: "Uno de los más admirables aspectos de este insondable misterio es el infinito amor que revela Dios al hombre. Porque la redención de la Humanidad pudo haberse hecho de mil maneras, sin necesidad de que Dios se hiciese hombre (primera humillación), naciese en un pesebre (segunda humillación), fuese azotado, flagelado y escarnecido (tercera humillación), y muriese con muerte de cruz (cuarta humillación). Pero, entonces ¿por qué se hizo Dios hombre y padeció todas esas y otras muchas humillaciones? Admirablemente lo dice San Ignacio: "Para que yo más le ame y le siga".

"Sucedió que por aquellos días salió un edicto de César Augusto ordenando que se empadronase todo el mundo. Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo gobernador de Siria Cirino. Iban todos a empadronarse, cada uno a su ciudad. Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David, para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta. Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento. Había en la misma comarca unos pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño. Se les presentó el Angel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió en su luz; y se llenaron de temor. El ángel les dijo: « No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor; y esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre" (Lc 2:1﷓12).

En esta meditación los sentimientos y la sensibilidad de Don Manuel alcanzan alturas magníficas. Evoca en su diario imaginativamente, hechos, personas y cosas: "María y José, escribe García Morente, van camino de Jerusalén, desde Nazaret. María va sentada en el asno, cubierta con un manto. José, a pie, a su lado, camina conduciendo al borriquillo por el ronzal. Son pobres, son humildes. Llegan a Jerusalén y, sin apenas tomar descanso, prosiguen viaje a Belén... En Belén, la penuria y pobreza de la pareja santa llegan a términos verdaderamente asombrosos. Aquí la historia se hace ya ejemplar, paradigmática. José y María no tienen donde cobijarse.. El Hijo de Dios viene al mundo en una cueva, sobre un pesebre ¿Qué dirían José y María cuando vieron al Niño en el pesebre envuelto en trapillos? ¿Qué se dirían? No se dirían nada. La inaudita grandeza del momento y del hecho debió privarles de todo medio de expresión. Las lágrimas serían la única manifestación de sus inexpresables sentimientos".

"Y de pronto se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: |v14 « Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes él se complace. » |v15 Y sucedió que cuando los ángeles, dejándoles, se fueron al cielo, los pastores se decían unos a otros: « Vayamos, pues, hasta Belén y veamos lo que ha sucedido y el Señor nos ha manifestado. » |v16 Y fueron a toda prisa, y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. |v17 Al verlo, dieron a conocer lo que les habían dicho acerca de aquel niño; |v18 y todos los que lo oyeron se maravillaban de lo que los pastores les decían. |v19 María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón. |v20 Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho (Lc 2:13﷓20).

EL ENCINAR DE MAMBRÉ




"EL ENCINAR DE MAMBRÉ"
"DIOS Y EL HOMBRE AL ENCUENTRO"
(Reflexiones al aire de mis recuerdos)

Roma, viernes, 20 de noviembre de 1992
Guillermo Martín Rodríguez

I

"Hubo hambre en el país ﷓ aparte de la primera que tuvo lugar en tiempo de Abraham ﷓ y fue Isaac a Guerar, a donde Abimélek, rey de los filisteos. Yahveh se le apareció y le dijo: « No bajes a Egipto. Quédate en la tierra que yo te indique. Reside en esta tierra, y yo te asistiré y bendeciré; porque a ti y a tu descendencia he de dar todas estas tierras, y mantendré el juramento que hice a tu padre Abraham. Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y daré a tu descendencia todas estas tierras. Y por tu descendencia se bendecirán todas las naciones de la tierra, en pago de que Abraham me obedeció y guardó mis observancias, mis mandamientos, mis preceptos y mis instrucciones. » Establecióse, pues, Isaac en Guerar." (Gn 26:1﷓6)

El "Hecho Extraordinario" del que fue protagonista en París la noche del 29 al 30 de abril de 1937, hizo de Don Manuel García Morente, come él mismo dice, otro hombre, nuevo y diverso. "Yo tengo el inmenso consuelo, diría más adelante en una de sus "Confesiones", entre comillas, de haber sido por Dios gratificado con la dicha de su divina gracia, que me hace feliz sin límites y me concede por fin un sentido claro e inequívoco para la vida y orientación concreta, con la que siento en mi alma la indestructible paz de quien nada teme y confía plenamente en Dios".

En Poyo y sin alejarse de su querido convento y celda, "a solas, sin testigos, encontraba el Profesor fuentes de recreo y goce. La naturaleza, el paisaje, ese paisaje sin igual de las campiñas gallegas, luz, colores, aromas y sonidos, provocan ecos sutiles en aquella fina capacidad de resonancia que su alma poseía. Daba sus paseos "por bosques preciosos, entre arroyos y árboles enormes".

"Empieza a hablar mi amado,
y me dice:
« Levántate, amada mía,
hermosa mía, y ven.
Porque, mira, ha pasado ya el invierno,
han cesado las lluvias y se han ido.
Aparecen las flores en la tierra,
el tiempo de las canciones es llegado,
se oye el arrullo de la tórtola
en nuestra tierra.
Echa la higuera sus yemas,
y las viñas en cierne exhalan su fragancia.
¡Levántate, amada mía,
hermosa mía, y ven!" (Ct 2:10﷓13)

A primeros de noviembre de 1939 Don Manuel entra en el Seminario de Madrid. En una carta del 16 de noviembre escribe a Poyo, radiante de júbilo: "Hace ocho días he ingresado, por fin, en el Seminario de Madrid. Las obras de reparación no lo han hecho habitable antes, y aún tenemos dentro a los albañiles y carpinteros, y los tendremos seguramente por muchos días aún. A las pocas horas de ingresar dieron comienzo los santos Ejercicios Espirituales, que han durado hasta esta mañana, terminando con la comunión general, la Bendición de Su Santidad el Papa y solemne Tedeum. Yo tengo permiso del señor Rector para ir todos los días a la Universidad a dar mi clase; salgo, pues, de nueve a once. Los domingos también me permite el señor Rector ir a ver a mis hijas y almorzar con ellas. Como ve, la reclusión no es muy dura".

"Dentro de un mes, había escrito el 23 de agosto de 1939 al Comendador del Monasterio de Poyo, iré a residir en el Seminario y permaneceré ya en él hasta mi ordenación, que Dios quiera servirse disponer para pronto, pues nada anhelo ya más que verme consagrado a su ministerio".
"Isaac sembró en aquella tierra, y cosechó aquel año el ciento por uno. Yahvé le bendecía y el hombre se enriquecía, se iba enriqueciendo más y más hasta que se hizo riquísimo. Tenía rebaños de ovejas y vacadas y copiosa servidumbre. Los filisteos le tenían envidia". (Gn 26:12﷓14)

"Mi amado es para mí, y yo soy para mi amado:
él pastorea entre los lirios.
Antes que sople la brisa del día
y se huyan las sombras,
vuelve; sé semejante,
amado mío, a una gacela
o a un joven cervatillo
por los montes de Béter". (Ct 2:16﷓17)